Venimos de: La importancia de la implantación progresiva de rutinas y hábitos (Primera parte)
Siguiendo por donde nos habíamos quedado, ahora que sabemos de que se trata eso de «implantar rutinas y hábitos» e incluso cuando empezar a implantarlos…
¿Cómo implantar hábitos nuevos?
Seguro que habéis oído o leído en alguna parte aquello de que si pasamos 21 días realizando una tarea se convertirá en un hábito. Pues esto ciertamente es así. Pensad en el gimnasio y en todos esos días que preferís quedaros calentitos en casa a poneros las zapatillas y subiros a la bicicleta estática, pero ¿verdad que cuando por fin has conseguido ir muchos días seguidos te da menos pereza hacer ejercicio? ¡Hasta parece que te apetece mucho más! Pues igual pasa con los más pequeños de la casa, si todo es siempre igual y a la misma hora será infinitamente más sencillo que continúe siendo así.
Es decir: hay que ser constantes.
Como ya hemos mencionado antes, lo primero que verá será el ejemplo que le demos. Si nuestro hij@ ve que nosotros seguimos unas rutinas interiorizadas y que no nos cuesta hacerlo cada día, tenemos un porcentaje muy alto ya conseguido. El segundo paso sería proponernos una serie de tareas adaptadas a la edad y capacidades de nuestr@ hij@, metalizarnos de que no podemos pedirle que las realice unos días sí y otros no, sino que habrá que ser constantes. Y el último paso será armarnos de paciencia y comenzar.
Para facilitaros la elección de las tareas que vuestro peque puede ir haciendo os dejamos un cuadro con ejemplos organizados por edades. Repetimos que son ejemplos y que seréis vosotros quienes decidiréis qué queréis que haga y qué no en función de cómo estéis organizados en casa y, repetimos también, que el cuadro es orientativo y que cada niño es un mundo y que habrá actividades que podrá realizar mejor, otras peor y otras que todavía no podrá llevar a cabo aunque aparezcan en este cuadro, pero como padres escogeremos aquellas que consideremos que sí puede realizar, incluso si puede pero con algunas dificultades supondrá un reto positivo para nuestro peque y una vez logrado será muy beneficioso. Lo ideal es escoger tareas que no supongan un gran reto, queremos que lo consiga y automatice, no que suponga un esfuerzo enorme y la tarea le agote y desmotive, pues conseguiremos todo lo contrario y efectos negativos de esta manera.
Una vez escogidas las tareas comenzaremos explicándole qué queremos de Martina, por ejemplo, imaginemos que queremos que con 5 años nos ayude a poner la mesa a la hora de comer. Podemos empezar pidiéndole que ponga sus cubiertos, plato y vaso (si es de plástico evitará accidentes al principio). Podemos guardarlos en un sitio a su alcance para que sea ella sola quien lo coja y sea autónoma. Los primeros días o semanas, en función de cómo aprenda, le acompañaremos a cogerlos y a llevarlos a la mesa y colocarlos, haremos de modelo y le ayudaremos si le cuesta. Siempre que lo haga le elogiaremos y felicitaremos por el trabajo bien hecho: ¡Genial Martina! ¡Qué bien lo haces!… etc. Eso ayudará a asentar la rutina, a que le apetezca repetirla al día siguiente y a crear sentimientos de seguridad, ¡veréis lo contenta que se pone!
Cuando ya sepa llevar sus cubiertos, vaso y plástico podemos pedirle que ponga la mesa completa o que ponga las servilletas… es decir, iremos añadiendo tareas. Lo más importante de este proceso es el elogio y la felicitación, los niños deben saber que están haciendo bien lo que esperamos de ellos.
En el caso de no realizarlo bien, que se le caiga un cubierto o cualquier otra cosa nunca debemos reñir, ni castigar y muchísimo menos pegar, evidentemente. El aprendizaje positivo: premiando por el trabajo bien hecho y no castigando por el mal hecho, siempre, siempre, siempre tiene mejores resultados.