El mutismo selectivo es un trastorno no muy frecuente, afecta a un 1% o menos de la población total, pero no por ello debemos pensar que no nos afectará, que no se debe tratar o que será pasajero.
Este trastorno suele tener su inicio en la etapa prescolar, hasta l@s niñ@s de 5 años. Niños que se niegan a hablar fuera del entorno familiar, su entorno más cercano aun teniendo la capacidad del habla conservada.
Es decir, que no hablará ni emitirá sonidos ni nada similar cuando se encuentre o bien fuera del circulo en el cual se siente más seguro y en el cual si habla normalmente y sin problemas de ningún tipo. O bien lo restringe la respuesta verbal delante de ciertas personas.
Aquí viene una de las dificultades a la hora de verlo desde el punto de vista de las madres y los padres. Como con nosotr@s sí habla y no vemos que haya problemas de lenguaje ni causas orgánicas que lo impidan, consideramos que no habla porque no quiere, que simplemente es timidez, o ponemos excusas como qué; “yo a su edad tampoco hablaba mucho”, “es tímido como yo con su edad”, “es muy suyo, se parece a su padre”, “solo lo hace para llamar la atención”… etc. Todo esto no son más que barreras que nos ponemos para no verlo.
Por supuesto que el mutismo puede iniciarse como consecuencia de la timidez, de celos por la llegada de un herman# pequeñ@ o de una situación estresante (un cambio de casa, de cole, una enfermedad u hospitalización… cualquier cambio que le trastoque su vida), pero si un niño no habla en todos los ámbitos por igual, en casa, en el cole, en el parque o con sus amigos, hay que comprobarlo acudiendo a obtener la valoración de un@ profesional, de un@ psicólogo infantil.
¿Es malo que no tratemos el mutismo y esperamos a que se le pase solo?
Pues la verdad es que sí, muchas veces las familias alargan esta situación incluso meses o años pensando que se le pasará la timidez o la “tontería”, (ya que sí sabe y puede hablar), pero lo cierto es que todo el tiempo en el que este trastorno está presente en su vida, le afecta y mucho, ya que puede ser muy incapacitante a su día a día, al ser un trastorno que presenta diferentes niveles de expresión y afectación social y por supuesto a nivel académico.
Si tomamos el juego o el rato con sus amigos como ejemplo para explicar esto. Podemos ver que algunos disfrutan del trato con los demás y juegan normalmente, simplemente permanecen en silencio, pero otros consideran incomodas la mayor parte de las interacciones sociales, por lo que deja de participar en juegos y esto provoca que al final sus amigos no quieran pasar tiempo con él o ella porque se aburren.
En definitiva.
Tratarlo es importante porque no darle la importancia que merece puede causar grande problemas, ya que algunos estudios relacionan el mutismo selectivo en la niñez con la fobia social en la etapa adulta, ya que tendrían una misma base común (ansiedad, timidez) aunque ¡¡¡NO NOS TE ASUSTES!!! entre ambos existen notables diferencia tanto en el contexto evolutivo, como en relación con el sistema cognitivo.
Según el DSM-IV-TR, los criterios para sufrir este trastorno son:
- Incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas, a pesar de hablar en otras situaciones.
- Perturbación interfiere con el rendimiento escolar, laboral o social.
- La perturbación debe durar al menos 1 mes (no se puede limitar al primer mes de la escuela, en el que se da por hecho que es posible que ocurra algo similar).
- La incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento del lenguaje o a no encontrarse cómodo con él.
- La perturbación no se explica mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación ya existente (ejemplo; tartamudeo) y no aparece exclusivamente duranta el curso de un trastorno generalizado (como pueden ser trastornos psicóticos, esquizofrenia…)
Nuestro consejo:
Si presenta estos síntomas, te recomendamos que acudas a que le realicen una evaluación e intervención psicológica, para así ni dilatarlo ni acentuarlo más.
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