Hola a tod@s, volvemos a nuestra pequeña familia que nos ayuda a entender los temas de los que hablamos en el blog.
En este caso, supongamos que tenemos a Iván, el hermano mayor de Martina, que con 15 años está en plena adolescencia y rebelde a más no poder, por considerar que tiene la verdad absoluta y además le da pereza hacer to que sea siempre que se trate de una tarea.
Como resulta que con Iván no conocíamos las técnicas de refuerzo positivo, ni le enseñamos desde pequeño a tener una serie de rutinas…etc. tal como sí hemos hecho con Martina, ahora nos toca trabajarnos un poco más las situaciones y las reacciones cuando nuestro pequeño adolescente debe ayudar en las tareas del hogar.
Resulta que como Iván no saca malas notas y no suspende ninguna, él piensa que con eso tiene todas sus tareas hechas y ya es un hijo ejemplar, pero Mamá y Papá deben enseñarle que no es así, que hay otras muchas tareas en las que puede y debe ayudar.
Cuando Mamá le pide a Iván que saque la basura o que ordene su cuarto, siempre obtiene las mismas respuestas; Vooooy (con tono de pesadumbre), ahora lo hago (con algo de enfado), pppffffff no me apetece (con desgana), ahora 5 minutos… etc.
Entonces Papá que está leyéndose el “Blog Deea” 😉 ha tenido una idea y se sienta con su hijo Iván, saca un folio y unos cuantos rotuladores de colores (no le hace falta mucho más para empezar)
Juntos, empiezan a enumerar las tareas que debería poder hacer Iván solo y que por su edad es de recibo que lleve a cabo.
Pero para que esto tenga algún aliciente y no se trate de una mera orden de su padre, en joven debe tener algo que le incentive de modo que deciden también, hacer una tabla en la cual de abajo arriba se ponen premios que Iván tiene en mente y le interesa obtener con un sistema de “remuneración en puntos” por cada tarea que realice.
Os dejo una tabla similar a esta en imprimibles, para que la podáis imprimir y rellenarla con los datos que negociéis con vuestros hijos.
