El caso práctico de hoy pretende ilustrar con la técnica de la extinción cómo abordar una rabieta en una situación cotidiana que nos puede ocurrir a cualquiera.
Marc es el primo pequeño de Martina, tiene 3 añitos y, muchas veces, tiene rabietas cuando sus papás no hacen lo que él quiere en el momento en el que él quiere, lo que está provocando muchos quebraderos de cabeza para Ramón y Ana pues tienen la sensación de que no pueden llevárselo a ningún sitio público porque va a montar una de las suyas y tendrán que volverse a casa sin haber terminado de comprar, por ejemplo.
Deciden hablar con un profesional que les aconseja sobre qué técnicas pueden aplicar desde casa para ir manejando las rabietas y lograr entre toda la familia que desaparezcan. Deciden aplicar la técnica de la Extinción.
Es martes y al recoger a Marc del cole su mamá Ana tiene que ir a hacer algunas compras. Sabe que, como Marc está cansado de todo el día, casi seguro va a tener una rabieta en medio del supermercado. Sabe que sería mejor ir en otro momento, pero no puede aplazarlo, ni le da tiempo a dejar a Marc con los abuelos, por lo que se arma de valor y decide aplicar Extinción como les enseñaron.
Llegan al supermercado y comienzan a hacer las compras, en el pasillo de los cereales Marc empieza a pedir que compren todos y, cuando Ana dice que no, Marc empieza a gritar y llorar. Ana respira dos veces, cuatro y, ¡hasta ocho! pero se agacha y le da a Marc la orden una sola vez:
“no vamos a comprar cereales, cuando te tranquilices, te atiendo”.
Y, continúa haciendo la compra con total normalidad, aunque Marc le empieza a perseguir y a coger de la falda, llorando cada vez más. Ana le suelta la mano y
continúa comprando, pesando la fruta, cogiendo ticket en la carnicería, metiendo productos en el carro… Mientras Marc llora y llora. En alguna ocasión tiene que repetirle a Marc la conducta alternativa que sí va a hacer que Ana le haga caso “cuando te tranquilices, te atiendo”.
Al ratito, Marc comprende que su comportamiento no está funcionando de nada y deja de llorar, se acerca a su mamá y Ana responde con sonrisas y elogios: “cómo me gusta verte así de tranquilo, ahora podemos hablar” y le ofrece entre comprar una pieza de fruta o un yogur. Marc elige el yogur y deciden que se lo comerá en el coche.
Cuando terminan de comprar se sientan tranquilos en el coche y Ana le da el yogur a Marc en su sillita.
Al final, la compra en el supermercado ha sido todo un éxito. Eso sí, Ana ha tenido muchísima paciencia y ha sido firme.