Los miedos son algo muy común en la infancia, por lo que, si tu hijo sufre algún tipo de temor, no debes preocuparte. Solo tenéis que transmitirle tranquilidad, seguridad y confianza. No te agobies ni le agobies.
¿Cuándo suelen aparecer?
Por regla general suelen presentarse entre los 3 y los 6 años (año arriba / año abajo).
Cuando aparecen estos miedos, no debemos asustarnos ni agobiarnos. Pero tampoco debemos ignorarlos, puesto que pueden ser perjudiciales para el desarrollo de nuestros hijos o hijas.
Según algunos investigadores de esta materia, los miedos no son algo fijo.
Lo más lógico es que varíen, que aparezcan y desaparezcan, que vayan cambiando conforme el niño va creciendo y adquiriendo conocimientos.
Muchos de los miedos que tienen los más peques de la casa vienen infundados por todo lo que nos rodea.
Cierto es que otros muchos son fundados en experiencias negativas que hayan podido sufrir, tanto en casa como en la calle, con amigos, con familia o solos.
¿Cuál es el miedo más común entre los niños más pequeños?
Puede que te parezca extraño o incluso que nunca hubieras imaginado que fuera así, pero se trata del miedo al abandono, a quedarse solos en general.
Ahora entenderás porque en los primeros días que los dejamos en la escuela infantil o en el cole, pasan por un episodio tan complicado algunos niños (lloros, gritos, pataletas, etc.)
Mi hijo tiene miedos. ¿Qué debo hacer?
Más que lo que debemos hacer, vamos a indicar que no tenemos que hacer para complicar esta situación más aún.
Lo primero a tener en cuenta, los miedos infantiles son inevitables. Pero cuando un niño cuenta, por parte de sus padres, con la paciencia y apoyo, el miedo perderá poco a poco su fuerza y se convertirá en una mera palabra.
Os dejo ahora algunos consejos para que los más pequeños de la casa superen estos miedos con vuestra ayuda y orientación.
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No te rías de sus miedos.
Si te dedicas a ridiculizar sus miedos, pensando que así le quitas importancia, lo que estás haciendo es dañar y disminuir la confianza en sí mismo que pueda tener tu hijo.
Frases como “Anda, anda… no me seas tontaina” o la de “un niño valiente como tú, no debe tener miedo de esas tonterías”, son a las que nos referimos.
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No asustes o transmitas más miedo del que pueda tener, con cuentos de ogros o del hombre del saco.
Ayudar a Tu hijo necesita tener seguridad y confianza. Para esto es lógico entender que necesita que sus padres (sus referentes) le aporten esta tranquilidad.
Cuando aparezca el tema de los monstruos o los ogros, brujas, lo mejor que podemos hacer es, explicarle que esto son personajes fantásticos que solo aparecen en los cuentos y las películas.
Pero que en la realidad no existen y por tanto está seguro en casa con ellos, “sus papis”.
Además, debes tener en cuenta que, si le mentimos sobre una situación de temor, a nuestro hijo le puede causar un estrés especial. Le produciremos más temor aún, ya que llegará un momento en el que verá la realidad.
Por esta razón, lo mejor que podemos hacer es prepararse para enfrentarse a la situación con la verdad.
Un ejemplo de esto que os hablo, puede ser el temor que tienen muchos niños al hecho de ir por primera vez al colegio.
Si les engañamos y les decimos que no pasa nada, que iremos con ellos y que no van a estar solos, en ese momento puede que consigamos que se sientan mejor. Pero en el momento en el que se vean solos en el colegio, sufrirán un estrés aún mayor. Cuando vean que todo lo que les prometimos no era verdad, por lo que deberemos ir preparándoles poco a poco con la verdad.
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Nunca debes obligar a tu hijo a enfrentarse a las situaciones que teme, obligándole a pasar por ellas.
La típica creencia de que los miedos se superan enfrentándose a ellos de una vez por todas, no es efectiva. En lugar de ayudar a nuestro pequeño, en muchísimas ocasiones lo que hace es bloquearles y esto a su vez provoca que el miedo que sentían antes, se intensifique y terminemos por conseguir que tenga fobia a algo en concreto.
En el caso de que llegue el momento de enfrentarse a uno de sus miedos, porque lo que digo no es que no se tenga que enfrentar a sus miedos, solo que debes hacerlo bien.
No dejes que lo haga solo, dale tu apoyo y arrópale, esto le beneficiará y le dará seguridad.
Un ejemplo que podemos encontrarnos en nuestra vida diaria, podría ser a la hora de enfrentarse a un miedo hacia la oscuridad.
Pues es tan sencillo como meternos en una habitación oscura con ellos, cada cierto tiempo y cada vez por un espacio de tiempo mayor.
Dentro pues podéis hablar, jugar a algo, imaginar cosas juntos, en definitiva que se sienta arropado/a y que deje de pensar en aquello que le da miedo.
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No debes dejar que tus miedos se le trasmitan a tu hijo o hija.
Sé que este punto es duro para vosotros como personas, pero si podéis evitar que vuestro hijo vea que tenéis pavor por algo en concreto.
Ponemos un ejemplo, las cucarachas o las arañas (que es algo muy común), permitirá que no copie esta actitud y por tanto que no termine por sufrir con esos mismos miedos.
Si dejamos que vean este miedo irracional hacia algo, lo primero es que le estamos dando un ejemplo o un patrón a seguir nada beneficioso.
Pero, además, lo más normal es que se les trasmita a ellos y no podamos ayudarles a superarlos. Les hemos dado un “mal ejemplo” y encima también nosotros tenemos esta fobia o miedo irracional.
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No le des demasiada importancia, pero tampoco los ignores (los miedos).
Si cada vez que nuestro hijo tiene que enfrentarse en su día a día a uno de sus miedos, nosotros nos interponemos y le intentamos defender. Lo que haremos es, que nunca tenga que hacerle frente y por tanto se vaya acentuando.
Por ejemplo, imagina que le dan miedo los gatos, y cada vez que por la calle pasamos por un sitio donde hay uno o varios gatos, coges a tu hijo en brazos y te lo llevas rápido de esa zona.
Esto no le está ayudando de ningún modo, lo único que consigues es que no se enfrente y necesite a alguien para que le saque de esa situación.
Ahora bien, si tampoco le haces caso, actúas como si fuera una tontería de niños, no le darás a tu hijo el apoyo que necesita. Por tanto no tendrá las herramientas necesarias para superar sus temores. Pero encima, puede que se sienta desatendido o con falta de cariño por parte de sus padres que no le comprenden.