CHUPARSE EL DEDO

Niño pequeño chupándose la manoLa succión es un reflejo que tienen los niños desde antes incluso de nacer.
En algunas ecografías de niños muy, muy pequeños (14 semanas) ya se le puede ver chuparse el dedo o, en ocasiones, cuando nacen, algunos tienen en su pulgar una pequeña ampolla debida a la succión dentro del útero materno.

El reflejo de succión tiene numerosas funciones que van desde alimentarse, a la búsqueda de seguridad, tranquilidad, sosiego y placer; a esto se le denomina “succión no nutritiva”.
Además, el hecho de tranquilizarse solo utilizando sus propios recursos es, desde el punto de vista psicomotor, un signo de madurez para aquellos niños que lo hacen con muy pocos meses.

La necesidad de realizar una succión no nutritiva puede verse reemplazada por un chupete, sin embargo, son muchos los niños que rechazan el chupete y prefieren succionar sus dedos (el pulgar es el más común, aunque hay niños que hasta meten toda su mano en la boca).

¿Hasta qué edad es norml que se chupen el dedo?

La mayoría de los bebés se chupa el dedo durante el primer año o, al menos, durante algún momento o periodo de este año y lo habitual es que dejen de hacerlo poco a poco hasta los dos años. Podríamos decir que deja de ser un reflejo y se convierte en una costumbre a los cuatro años de edad, aunque no ocasiona problemas en la dentición hasta que comienzan a aparecer los dientes definitivos, hacia los 6 años.

Caricatura bebe chupando dedo

Así pues, durante el primer año de vida no es recomendable seguir ninguna pauta para quitar el gesto de chuparse el dedo, pero sí es recomendable a partir del año, comenzar a fijarse en qué momentos tiene más tendencia a hacerlo para reconocer por qué lo hace, comprender qué necesita y poder empezar a ayudarle a sustituirlo por otro hábito.

 

Consecuencias de chuparse el dedo.

Como ya hemos comentado, chuparse el dedo tiene numerosos beneficios para los niños, sin embargo, cuando este hábito perdura en el tiempo puede tener efectos negativos, entre los que se encuentran: un mayor riesgo de contraer infecciones por las bacterias que se encuentran en las manos (fundamentalmente cuando comienzan a gatear y a explorar el mundo); los dientes pueden crecer en una posición incorrecta provocando maloclusión y esto, a su vez, problemas en el lenguaje, a la hora de masticar, al comer, malformaciones en el paladar, inflamación de las encías o un desarrollo insuficiente del maxilar superior.

Y, por último, aunque no menos importante, también puede provocar problemas estéticos, los cuales con los años pueden derivar en problemas emocionales como baja autoestima.

¿Cómo actuar?

Existen muchas recomendaciones, algunas muy antiguas, sobre cómo quitar el hábito de chuparse el dedo a los niños.
Lo más recomendable es identificar en qué momentos tiene más necesidad de hacerlo para, de este modo, comprender aquello que necesita y ayudarle a sustituirlo por otro hábito más saludable o que no tenga efectos negativos a la larga.

Algunos de los principales motivos por los que un niño tiende a chuparse el dedo son:

Para conciliar el sueño

Algunos niños necesitan chuparse el dedo para dormir, si es este el caso, deberemos buscar la forma de sustituir el hecho de chuparse el dedo por un peluche, una mantita que le guste mucho, música relajante… etc.

Para calmarse

En momentos de ansiedad o enfado. Sería beneficioso darle alternativas y estrategias para que se calme sin tener que recurrir al dedo. Podemos enseñarle a respirar hondo, a dar algunos saltitos…

Por aburrimiento o cansancio

Es importante generar alternativas al aburrimiento facilitándole algún juguete o actividad dinámica y divertida que le distraiga.

Por miedo o inseguridad

Es común que algunos niños se chupen el dedo buscando seguridad. Deberemos mostrarle (de manera acorde a su edad) que esa situación no tiene por qué producir miedo y, si es muy pequeñ@, podemos darle un peluche o algún objeto al que le tenga apego para que le ayude a sentirse seguro.

Podemos usar también un sistema de recompensas. Consiste en fijar pequeños objetivos diarios o semanales (siempre a corto plazo), que de ser conseguidos se transformarán en una pequeña recompensa: una pegatina, un pequeño juguete, algo que le guste mucho de comer… Progresivamente se puede ir aumentando el nivel de exigencia, consiguiendo que se sienta orgulloso y satisfecho de alcanzar sus objetivos. Así se consigue cambiar la conducta y también mejorar su autoestima.

Chupete

La actitud de los padres es muy importante por lo que no es una opción enfadarse con el niño, reñirle, castigarle y mucho menos “ridiculizarle” o hablar de lo mal que está chuparse el dedo delante de otras personas, pues podríamos dañar su autoestima y provocar el efecto contrario.
Repetirle constantemente que el dedo no se chupa podría también generarle más ansiedad y que el niño necesite aún más hacerlo.
Utilizaremos siempre el refuerzo positivo, elogiándole y felicitándole cuando, en una situación en que normalmente se chupaba el dedo, ahora no lo hace.

Caso práctico “Dejar de chuparse el dedo”

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