Como hemos comentado en el último post, la inteligencia emocional es el conjunto de competencias que es beneficiosos poseer pues son las responsables de gestionar las emociones y sentimientos que se experimentan según las situaciones que se viven.
Os presentamos un caso práctico de inteligencia emocional para poder trabajarlas desde casa.
El padre de Martina se ha comprado una revista sobre educación en la que se habla de la inteligencia emocional. El artículo le ha parecido muy interesante y cree que puede aplicar ciertas cosas en casa para fomentar la inteligencia emocional con Martina y, así, ayudarle a desarrollar las competencias para gestionar las situaciones a las que se enfrenta en el día a día.
-
Cariño, me he leído un artículo que habla sobre cómo podemos ayudar a Martina a adaptarse mejor a los éxitos, los fracasos, a tolerar la frustración y a saber encajar las emociones positivas y negativas. Creo que podría serle beneficioso de aquí a adelante.
-
A mí todo lo que sea bueno para Martina me parece estupendo.
Y se pusieron manos a la obra a buscar información sobre cómo podrían llevarlo a cabo. Leyeron que, el éxito profesional (según un estudio realizado por el Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations) se debe en un 33% a las capacidades intelectuales y el 77% restante, a las aptitudes emocionales. Y, por supuesto, ellos quieren que Martina tenga éxito no solo a nivel profesional, sino también en todos los aspectos de su vida.
Después de informarse sobre todo decidieron que iban a aprovechar cada oportunidad del día a día para desarrollar capacidades emocionales de Martina.
Esa tarde, vino un amigo de la niñ@ a jugar a casa y a merendar. Cuando llegó la hora de que Hugo se fuera a casa, Martina tuvo un enfado monumental y comenzó a tirar los juguetes: ella quería seguir jugando mucho más rato con su amigo.
Los padres de Martina habrían intentado distraerla o directamente reñirla.
Pero esta vez probaron algo distinto según la información que habían leído, se agacharon a la altura de Martina y escucharon los motivos por los que estaba enfadada y le dijeron:
-
Hija, veo que no te ha gustado que Hugo se haya ido a su casa y que estás enfadada, es porque te lo estabas pasando genial con él, ¿verdad? Entendemos que quieras seguir jugando, pero es tarde y Hugo tiene que estar con sus papás en casa. ¿qué te parece si volvemos a invitar a Hugo la semana que viene y continuáis jugando?
De esta manera, ponen nombre a la emoción que está sintiendo (enfado) y le dan alternativas para calmar esa emoción y sustituirla por otra más positiva. También, Martina se siente escuchada y comprendida, lo que hará aumentar su autoestima y confianza. El cariño y la comprensión que han mostrado refuerza además la relación paterno-filial. Por otro lado, se ha potenciado la fortaleza de Martina al hacerle enfrentarse a la frustración que siente por la desilusión de tener que dejar de jugar con su amigo cuando mejor se lo estaba pasando.
-
Qué bien, cariño, eres una niña muy comprensiva y buena.
Martina poco a poco irá adquiriendo inteligencia emocional y eso le hará más fuerte frente a las adversidades, eso sí, los padres no deben olvidar hacerle ser consciente también de sus puntos débiles para aprender a gestionarlos y aceptarlos, pues esto también le hará ser más segura, realista y a tener la autoestima alta.