En este post vamos a hablar sobre la inteligencia emocional, ¿de qué se trata?, ¿en que afecta a la relación con tu hijo?… etc
El cociente intelectual de una persona es un indicador fiable para hacernos una idea de la capacidad cognitiva de un sujeto.
Una capacidad cognitiva acorde a nuestro grupo de edad nos permite tener recursos suficientes para resolver numerosas situaciones de la vida que van desde resolver problemas aritméticos, operaciones mentales, problemas laborales, hasta adaptarnos a las diferentes situaciones del día a día con rapidez e, incluso, afecta a las relaciones sociales y a nuestras emociones y bienestar personal.
En definitiva, si tenemos un cociente intelectual óptimo, seremos capaces de adaptarnos al entorno con más estrategias que si no lo tenemos.
Sin embargo, con el tiempo, diversos estudios fueron poniendo de manifiesto que el cociente intelectual no era lo único que determinaba las capacidades totales de una persona (aunque sí ayuda), sino que había otras cualidades que también ayudaban a las personas a adaptarse al medio y lograr éxito, esto se conoce como Inteligencia Emocional.
¿Qué es?
Para comprender la inteligencia emocional debemos tener en cuenta distintas teorías como la de las Inteligencias Múltiples (de Gardner).
Esta teoría tiene de base la idea de que, al haber numerosos tipos de problemas y situaciones, también existen numerosos tipos de inteligencia que nos permite adaptarnos a cada situación utilizando una u otra.
Así, llegó a distinguir hasta 12 tipos de inteligencia:
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Lingüístico-verbal: Capacidad para dominar el lenguaje.
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Lógico-matemática: Capacidad de conceptualizar las relaciones lógicas entre las acciones o los símbolos.
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Visual-espacial: Capacidad de observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas.
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Musical: Capacidad para poder producir una pieza musical e interpretarla.
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Corporal-Cinestésica: Capacidad para coordinar movimientos corporales y movernos por el entorno.
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Intrapersonal: Habilidad de conocerse a uno mismo: sus sentimientos o pensamientos.
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Interpersonal: Habilidad para relacionarse con los demás.
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Naturalista: Sensibilidad y respeto que muestran algunas personas hacia el mundo natural.
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Emocional: Mezcla entre la interpersonal y la intrapersonal.
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Existencial: Meditación sobre nuestra existencia. Incluye el sentido de la vida y la muerte.
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Creativa: Capacidad para innovar y crear cosas nuevas.
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Colaborativa: Capacidad de elegir la mejor opción para alcanzar una meta trabajando en equipo.
Como vemos, Gardner incluyó muchas otras capacidades aparte de la de tener un buen cociente intelectual, así, entendemos que se necesita de muchas capacidades y habilidad para
movernos por el mundo de forma exitosa y, las emociones, juegan un papel fundamental. Seguro que lo hemos comprobado nosotros mismos, ¿verdad que cuando estamos tristes se nos quitan las ganas de todo y rendimos muy por debajo de nuestras posibilidades?
¿O que cuando estamos muy enfadados las cosas no nos salen igual de bien?
Las emociones mueven los pensamientos y los pensamientos las acciones que llevamos a cabo.
Si no lo ves claro… pensemos ¿compraste tu casa porque era la idónea por su situación con respecto al sol, por las posibilidades de rentabilizarla en un periodo de tiempo mínimo, por la calidad de sus componentes de construcción o por la cercanía a cada uno de los puntos a los que te sueles dirigir cada día…? ¿o quizás simplemente te encantaba?
Ante esta realidad, debemos tener en cuenta que cada persona es un mundo y que unos tienen más dominio de sus emociones que otros.
Ahora vamos a pensar en la clase de nuestro hijo o hija. Tenemos al típico buen estudiante que todos hemos tenido siempre en clase, que puede que fuéramos nosotros mismos o, que incluso, sea nuestr@ hij@.
Puede ser que, aunque llegue a dar las respuestas más lógicas y sea capaz de recordar una gran cantidad de datos, no tenga una vida plena a nivel emocional y sentimental.
Los elementos que intervienen en la inteligencia emocional son:
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El autoconocimiento emocional: Se refiere al conocimiento de nuestros sentimiento y emociones
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El autocontrol emocional: Nos permite dominar nuestros sentimientos, reflexionar y no dejarnos llevar por estos de forma obsesa.
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La automotivación: El hecho de enfocar las emociones hacia el logro de metas u objetivos que nos marquemos
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El reconocimiento de emociones en los demás (la empatía): esto es primordial para tener relaciones interpersonales. Sin una correcta interpretación de las señales, no podremos establecer vínculos más estrechos y duraderos.
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Las relaciones interpersonales (lo que llamaríamos habilidades sociales): Para lograr la felicidad, las personas necesitamos tener buenas relaciones.
Por esto es tan importante educar a nuestra hija o a nuestro hijo desde bien pequeño en inteligencia emocional además de querer que saquen buenas notas en clase… etc.
De este modo le abriremos numerosas puertas para su futuro tanto laboralmente como en sus relaciones personales.
A día de hoy, aunque no nos demos cuenta, todos preferimos a gente con autocontrol emocional, que empaticen, que sepan automotivarse… ya que de este modo podrán motivar más a otros… y por esta misma razón cada vez más en las grandes empresas, cuanto realizan entrevistas para un puesto, se tiene esto en cuenta.
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